En el municipio madrileño de Valdemorillo, la nueva concejala de cultura de Vox cancela la representación teatral de Orlando, una biografía, de Virginia Woolf
Esa noticia llenó portadas y titulares en todo tipo de medios, de todas las tendencias políticas.
Me gusta mucho la Woolf, me resultan siempre atractivas su audacia, su lenguaje vegetal, la modernidad de su pensamiento habiendo nacido en 1882…
Esa, precisamente, es una de las innumerables grandezas que tiene Orlando, una biografía que se construye a lo largo de más de 300 años (el/la protagonista no se ve afectado/a por la edad) y en ese tiempo dilatado se observan claramente las oleadas de pensamiento más o menos conservador.
Solemos tener la sensación de que avanzamos en derechos, pero al tomar perspectiva se observa el péndulo que rige nuestro transcurrir por los siglos y el vaivén permanente en las costumbres.
Utilizando esa perspectiva, la Woolf va desmontando (Derrida lo llamaría más tarde deconstruyendo) uno por uno, todos los anclajes de la gestión humana actual: las posesiones, el sexo, la fama, la cultura, los títulos, el género, el matrimonio, etcétera, etcétera. Lo hace, además, con una sutileza bárbara, aunque estas palabras puedan no combinar bien.
Entiendo que la presunta censura (habría que ponerlo en manos de la justicia si ha sido así) se debe, fundamentalmente, a que Orlando, en un momento de su larga vida, se despierta como mujer habiendo sido hasta ese momento un hombre.
Es magistral cómo Virginia narra esa transición, es natural, elegante, florida. Hay reconocimiento objetivo de los sucesos, no beligerancia, pero golpea y destroza con precisión y en unas pocas páginas los mecanismos de la división entre sexos.
Pero la novela va mucho más allá: lo que tiene entre las piernas y con quién lo usa Orlando, no es en absoluto el aspecto central en el desarrollo del personaje, es más bien su mirada distante sobre los mecanismos de interacción y gestión humana los que resultan tremendamente esclarecidos.
Es un libro muy recomendable.
También la película es una buena adaptación, ha recibido varios premios.
Y me han hablado muy bien de la obra de teatro de Katie Mitchell; desconozco la obra de Teatro Defondo, pero también ha ganado varios premios, por lo que se le presume la calidad.
Las grandes obras literarias nos ayudan a entender la realidad más allá de lo comúnmente aceptado y no se pueden tapar por más que se intente.
Como dijo la propia Virginia Woolf:
No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente.
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