Como dice Mark Twain “Lleva tres semanas preparar un buen discurso improvisado”, pero hay veces que no disponemos de tanto tiempo, ya que nos pueden pedir hablar de repente en un acto social o en una reunión de trabajo.
De pronto, todas las miradas se centran en nosotros y se hace un terrible silencio que debemos llenar. ¿Qué hago?
Índice de contenido
- 1. Si te pones rojo, haz como si nada
- 2. Piensa que tienes mucha experiencia en improvisar discursos
- 3. Gana tiempo para que tu subconsciente prepare el discurso
- 4. Ordena tus ideas, aunque sea en voz alta
- 5. Hazlo de forma concisa y fácil de entender
- 6. Demuestra ese punto de vista
- 7. Apoya tu discurso con el lenguaje no verbal adecuado y la mirada
- 8. Haz una llamada a la acción
- 9. Que todo ello no dure más de cinco minutos
1. Si te pones rojo, haz como si nada
Es algo que sucede a menudo y es imposible disimularlo, así que tienes tres alternativas:
- ignorar el hecho de que te has puesto como un tomate y pasar al punto 2,
- hacer una broma sobre el tema, del tipo: “Vaya, mi sangre ha decidido subir toda a la cara. Démosle un poco de tiempo que en seguida volverá a su sitio”,
- apuntarte al método Adiós Miedo Escénico para que no te de vergüenza hablar en público la próxima vez.
En cualquier caso, cuanto menos enfoques tu pensamiento en la rojez, o en los nervios, o en las ganas de salir corriendo, antes se te pasará.
2. Piensa que tienes mucha experiencia en improvisar discursos
Nos pasamos todo el día improvisando (en realidad nuestra vida es pura improvisación), cada vez que saludamos o damos una opinión; cada cosa que decimos la estamos “fabricando” en el momento, por ello piensa que no es la primera vez que lo tienes que hacer, simplemente hay más gente delante.
3. Gana tiempo para que tu subconsciente prepare el discurso
¿Cómo?
Reformulando la pregunta o repitiendo lo que te han pedido.
Por ejemplo: “Me pedís que diga unas palabras en homenaje a nuestro amigo Fulanito que tengo aquí a mi lado”. Sin que tú lo notes, en esos preciosos segundos, el patio trasero de tu cerebro habrá trabajado frenéticamente para encontrar alguna idea o anécdota que merezca la pena contar.
4. Ordena tus ideas, aunque sea en voz alta
Por ejemplo: “Voy a hablar de tres cosas.” Y las enumeras.
- En caso de ser un tema profesional podrías decir:
- Lo que opino sobre el tema
- Por qué tengo esa opinión
- Qué creo que deberíamos hacer
Si te fijas, este tipo de estructura te sirve para casi cualquier cosa.
- En caso de tratarse de un acto social:
- lo que nos une a Fulanito y a mi.
- la anécdota que compartimos
- y la tercera… bueno, os dejo la incógnita para el final.
En esta última situación, la 3ª podría ser una llamada a la acción, como por ejemplo brindar o cantar todos una canción.
De esta forma sigues ganando tiempo.
5. Hazlo de forma concisa y fácil de entender
Cuando des tu opinión o hables de lo que te une a Fulanito, no deberías enrollarte mucho; es suficiente con dos o tres pinceladas sencillas y que no se presten a diferentes interpretaciones.
Así mismo, no trates de hacer el mejor discurso de tu vida, cíñete a la sencillez, a tu punto de vista sobre el tema, sin tratar de aparentar algo que no eres.
6. Demuestra ese punto de vista
Para reforzar esa opinión la deberías sustentar con datos, ejemplos de experiencias personales, anécdotas, estudios…
Si puedes aportar: un dato, un ejemplo y una frase resumen, te será más fácil conectar con los que te escuchan ya que estás apelando tanto a su cerebro más primitivo como al más racional.
7. Apoya tu discurso con el lenguaje no verbal adecuado y la mirada
Si estás contando una anécdota divertida acompáñala con una gran sonrisa, con gestos amplios o una pequeña escenificación.
Además, intenta mirar a todos los asistentes para que tu mirada atrape su atención.
Trata de que tu cuerpo te ayude en la improvisación dejándole un espacio suficiente.
8. Haz una llamada a la acción
Que todo el mundo sepa, claramente, lo que viene a continuación: si habla otra persona, un brindis, una canción o que se besen los novios. Si estás en el trabajo, esto último igual no queda muy bien…
9. Que todo ello no dure más de cinco minutos
Siempre es mejor pasarse de breve que de extenso.
En cualquier caso, piensa que no se hunde el mundo si no te sale todo lo bien que hubieras deseado. Es solo una más de todas las improvisaciones que hacemos a lo largo del día… aunque tenga muchos testigos.
bueno, natalia respecto a los tips que se proporcionan en esta pagina web yo pienso que son demasiado idealistas y que una persona con problemas de nervios no podría simplemente pasar por alto que se ponga roja, ademas pienso que no es nada fácil improvisar algo sobre un tema que no se conoce, puesto que al hacerlo te arriesgas a confundir la mentalidad de muchas personas que confían en tu palabra, cosa que no es nada agradable, ademas para poder hacer una buena improvisación tienes que tener una base previa, como por ejemplo, practicar la lectura todos los días, escuchar discursos anteriores, curiosear palabras desconocidas, entre otras cosas que harán que tu léxico sea mas fluido y no te trabes, ademas también pienso que en ves de pensar que es una acción mas de la vida cotidiana, es mejor pensar que hablas contigo mismo para así poder darte una confianza aunque ficticia mas elevada
Hola Jhon, gracias por tu comentario.
Ha resultado de tal aportación que te vamos a dar respuesta en forma de post.
En breve publicaremos un artículo con la temática que planteas.
Te enviaremos un correo con el enlace al artículo cuando esté publicado.
Muchas gracias Jhon.
Carolina Pérez
Equipo de Natalia
Hola de nuevo John,
Aquí está lo prometido, una respuesta en forma de post: Qué te aporta leer un artículo en un blog o en un periódico
Gracias por tu aportación.
Carolina Pérez
Equipo de Natalia
km no pemse en eso antes
gracias
hola soy natali quisiera k me ayuden a perder el miedo xk no lo soporto los nervios me matan y no se hacer k puedo hacer xfa una ayudati plis……………………….’?
Excelente, aunque me da la impresión de que falta lo fundamental: ¿cuál es el «manejo» que tengo sobre el tema: Improvisación?
Improvisar sobre algo que no conocemos es correr el riesgo de tratar de decir algo sobre algo que ni siquiera nos consta que podamos desarrollar.
Es más, diría que no conviene desviar la atención del tema central, para atraerla sobre nosotros mismos.
Nuestra primera actitud sería la de ubicarnos – desde nuestro conocimiento del tema – respecto de los conocimientos de los destinatarios.
Crear expectativas que luego no fueran satisfechas, nunca será una buena forma de improvisar.
Aunque habría que saber si llamamos «improvisar» al hecho de correr el riesgo de un salto al vacío, o al ejercicio de nuestra capacidad de “repentización”, o sea, la capacidad de intuir la mejor manera de afrontar ese protagonismo imprevisto que – a quienes, por nuestro trabajo, siempre estamos expuestos públicamente – jamás debería tomarnos por sorpresa.
Otra actitud sería aplicar aquel axioma de retirarse a tiempo: «Soldado que huye, sirve para otra guerra.»
Los ocho pasos sugeridos son temas «de manual». Creo que una vez que «arrancamos» para un lado, si la experiencia no nos pone en «piloto automático», nuestra auto-conciencia no nos va a permitir hacer tantas cosas al mismo tiempo en una forma secuencial organizada paso a paso. Valga el ejemplo del ciempiés contratado para desfilar presentando, en una sola pasada, 50 pares de zapatos, cosa que hizo brillantemente hasta el día en que otro ciempiés le preguntó : -¿Cómo lo haces?. Y, al tratar de explicarlo, entró en autoconciencia y se le hizo imposible dar un paso más. Ergo, la intuición no puede ser reemplazada por la lógica en el momento del «arranque», ni la “repentización” puede quedar supeditada a la improvisación más allá de ciertos límites. .. Pero, claro, de algún modo “arrancamos” con el tema…
Aunque sospecho que, en todo lo que se hace públicamente, cuando más “improvisado” parezca, más “elaborado” está.
Mi consejo sería, pues, cultivar un buen “archivo” de improvisaciones, para poder usarlas en cualquier momento en que nos toque “improvisar”.
Enhorabuena Natalia.
Yo sólo añadiría: ¿os habéis dado cuenta que los 9 puntos se pueden suscribir, y cambiar, ante una situación de posibilidad de relación sexual con aquella persona que tanto te atrae? Sólo cambiar discurso por relación sexual.
Muchos dirían estar de acuerdo salvo en el punto 9, pero en su interior firmaban seguro…
Está claro que estos puntos ayudan en muchos órdenes de la vida. A por ellos.
Gracias por tu aportación Ángel. Seguro que si cambio el título y lo encamino a lo que comentas tengo muchas más visitas. 🙂
Muchas gracias, espero me sirva mucho, y aponerlo en practica se ha dicho!!! desde ya!!!
Gracias, me sirve para compartirlo con mis estudiantes.
No sé por donde empezar… mmm…Estaré muy atento a tu libro.
Gracias y enhorabuena!
🙂
Es el arte de la repentización, que con la práctica se convierte en algo sencillo.
Muy buenos los consejos realmente 🙂
Consejos muy simples, pero muy BUENOS ¡¡HAY QUE TENERLOS PRESENTES!! 🙂