Siempre que pienso en ti, pienso en tu abuelo. Si algún lector se pregunta por qué, tiene la respuesta en el TEDx que dio Javier, una preciosa conferencia en la que ponía a su abuelo como modelo de comunicación. Lo traigo a colación para hacer énfasis en el poder que tienen las historias de ser memorables y dejar huella y para animar a las personas que nos lean a utilizarlas.

¿Qué tenía para ti tu abuelo que lo hacía modelo a seguir?

Valores. Creo que tener modelos es importante para poder mejorar. Yo he tenido la enorme suerte de tener muchos y mi abuelo ha jugado un papel fundamental por enseñarme humildad, tranquilidad o plenitud entre otras muchas cosas. Una persona que amaba escuchar y tenía la capacidad de ser feliz independientemente de la situación, ¿cómo no intentar copiar eso?

Javier Cebreiros es un excelente comunicador que se dedica a formar a otros en comunicación; según tu experiencia, ¿cuál crees que es la principal barrera para que las personas desarrollen su potencial de comunicación?

El trabajo. Vivo con el convencimiento de que todas las personas tienen la capacidad de dar una conferencia memorable, liderar una reunión o convencer a un amigo. Sin embargo, todo ello requiere trabajo. Un trabajo que va más allá de ensayar la conferencia, y se centra en trabajar sobre lo que somos. Algo complicado de hacer porque requiere tiempo, paciencia y reflexión que, si me apuras, es lo contrario de lo que parece que tenemos hoy en día.

¿Siempre se te ha dado bien hablar en público?

Siempre me han gustado las personas. Creo que esa es la mejor forma que tengo de entenderlo todo. Disfruto conociendo, escuchando y compartiendo en cualquier formato; hacerlo en público tan solo es uno más.

¿Qué es lo peor que te ha sucedido en público?

Hay muchas anécdotas, desde que alguien se desmaye, a quedarme en blanco, pasando porque todo ha dejado de funcionar. Sin embargo, con el paso del tiempo veo que la mayoría de las situaciones que pueden darse en una conferencia, son buenas o malas en función de cómo las gestiona el ponente. De un error o un fallo, puedes crear una broma o aprovecharlo para un aprendizaje.

¿Cuáles de los consejos que das en tu libro Olvídate de tu lenguaje corporal, le pueden servir a alguien que se pone nervioso cuando habla en público?

Creo que nos centramos mucho en cómo hacer una presentación, ajenos a que lo importante radica en otras cuestiones: ¿qué tienes que contar?, ¿es importante?, ¿te emociona? Veo que cuando las personas hablan de algo que les mueve de verdad la comunicación cambia. Es por ello que mi consejo se centra en olvidar lo máximo posible y centrarse solo en compartir nuestra emoción y mensaje, con las personas que están con nosotros: ¡ellas son lo importante de verdad, no tú!

¿Tienes algún ritual, amuleto, manía… a la hora de subirte a un escenario?

Quiero pensar que tengo algunos hábitos que me ayudan, entre los que está pensar en positivo, respirar y por supuesto: ¡escuchar Queen! ¿Qué puede ir mal cuando tienes a Freddie Mercury cantando en tu cabeza?

¿Qué profesionales o personajes públicos te parecen buenos comunicadores?

Me fascinan Benjamin Zander o Rita Pearson. Me parecen los mejores ejemplos del tipo de comunicación que defiendo. Tienen pasión, autenticidad, sentido… son fantásticos. Pero también disfruto con otro tipo de comunicaciones como ver a Ludovico Einaudi tocar, a Borges hablar de sus libros o a algunas personas hablando de sus hijos.

¿Qué pregunta te gustaría hacerles?

¿Solo una? Les preguntaría cómo es su día a día, qué leen, por qué hacen lo que hacen… Cada vez tengo más claro que para ser grande hemos de copiar las pequeñas cosas de los grandes, ¡sus hábitos! Quizás madrugar, leer, hacer deporte… ¿qué rutinas tienen?

El éxito en comunicación es para ti (en una sola palabra):

Disfrutar.