Las fotografías guardadas en el móvil se han convertido en un libro de imágenes en el que se ojea la vida.
Seguro que has buscado una foto para enseñársela a alguien y has pasado rápido por todas las imágenes del móvil, acercándote desde el presente hacia el día y el momento buscados.
Y, hasta llegar ahí, tal vez has pensado: qué bonito fue aquel viaje… aunque a la vuelta nos peleamos… qué preciosa esa puesta de sol… cómo ha cambiado esto…
Ojeamos la vida en busca de un momento que en su día nos perdimos por hacer la foto y cuya búsqueda hace que nos estemos perdiendo el momento actual.
Cuando por fin llegamos y decimos a quién tenemos al lado: “Mira qué fuerte…” la persona mira ligeramente y dice: “Ah, eso me recuerda…”, y se sumerge en su pantalla a bucear entre recuerdos ficticios, pues solo contienen una mitad de la realidad, ya que la fealdad o lo anodino rara vez se fotografían.
Esos repasos que hacemos por el lado bello de la existencia, al ser sesgados, van restándole contraste y restándole profundidad, tanto a la vida como a los recuerdos.
[piopialo vcboxed=»1″]Y cada vez pasamos más tiempo secuestrados vagando entre recuerdos falsos, noticias falsas y personas falsas…[/piopialo]
Supongo que seguiremos tras las pantallas hasta que la madre tierra dé una coz y nos arranque los dispositivos de las manos porque tengamos que utilizarlas para quitar barro o escombros o árboles rotos.
Eso sí, alguien estará grabando el momento para que, luego, podamos ojear los sucesos y regodearnos con el heroísmo de unos y la maldad de otros.
Buenas Natalia! Aquí Jaír, de EfectiVida.
Buena reflexión, necesaria cada vez más.
Me has hecho recordar a una historia de un turista que viajaba por Egipto y que no llevaba cámara de fotos, sino que se dedicaba a observar.
El guía le miró y le dijo algo así como: “Muy bien amigo. Tú te llevas los recuerdos aquí y aquí” (señalando el corazón y la mente).
Me dedico en parte a la fotografía, y siempre me gustó hacer fotos. Incluso llegué a hacer algún reportaje de boda. Pero desde hace ya algunos años, prefiero mirar sin distracciones. Me va bien.
De todas formas, respeto que otros lo hagan. Precisamente en un artículo en mi web investigué un poco al respecto, y encontré un estudio que explica esta obsesión: https://www.huffingtonpost.es/2016/08/22/ciencia-obsesion-instagra_n_11388450.html
Incluso parece que hay algunas cosas positivas.
Sea como sea, en el equilibrio está la clave.
Un saludo desde Las Palmas!
Una vez más Jaír, estamos de acuerdo. El equilibrio es la clave.
Últimamente se nos olvida mirar para poder ver y recordar.
Gracias por tu artículo y tu aportación.
Carolina Pérez
Equipo de Natalia