Entrevista-homenaje a proyectos que se quedan por el camino. ¡Que no le suceda a la diversidad!

Entrevista-homenaje a proyectos que se quedan por el camino. ¡Que no le suceda a la diversidad!

Hace poco me contactó para hacerme una entrevista Marta Naval coordinadora de contenidos de Piensa es gratis, una web en la que publicaban excelente material y que, por motivos que desconozco, ha desaparecido, como desaparecen otros proyectos en los que muchas personas han puesto todo su esfuerzo e ilusión.

Marta Naval me mandó las preguntas durante su permiso de maternidad, combinando ese periodo con su trabajo en Piensa es gratis (que sigue existiendo en Facebook) y en Planeta. Como ella, otras muchas mujeres nos esforzamos cada día por sacar adelante a nuestras familias y nuestros sueños, aunque no siempre «salen» adelante, como parece que las cifras de diversidad tampoco salen, no hay más que ver los «circos» de investidura que montan nuestros colegas los hombres…

En espera de que entre todos logremos cambiar estos tiempos «peores» publico aquí la entrevista en homenaje a todos esos proyectos que se quedan por el camino, con el deseo de que no suceda lo mismo con la necesidad clara de diversidad que tiene nuestro injusto y vapuleado mundo.

Piensa es gratis

ENTREVISTA QUE SE HABRÍA PUBLICADO EN PIENSA ES GRATIS – Marta Naval – 8 de marzo de 2016

1.-  Como experta en comunicación y en el (difícil) arte de hablar en público qué les dirías a todos los que sudan con solo imaginarse hablar ante más de dos personas.

Lo primero que les diría es que se trata de algo muy natural, es un miedo muy extendido. Según un estudio de Stein, Walker y Forde el 42,4% de las mujeres y el 21,8% de los hombres tiene miedo a hablar en público.

Estamos diseñados para temer la mirada del otro: si en la sabana eras gacela y el león ponía la mirada en ti… adiós gacela.

Hay un zoo en Estados Unidos en el que para visitar a los orangutanes hay que ponerse unas gafas que miran hacia otro sitio, de lo contrario se ponen muy agresivos, también hay mariposas que en sus alas llevan pintados unos grandes ojos para asustar a sus depredadores.

Si a ese temor natural le sumamos que queremos provocar una ovación como la que lograría un profesional que lleva años y años practicando, el resultado es que nos bloqueamos.

En estos 9 años que llevo escribiendo sobre el tema y ayudando a las personas a hablar en público, me he dado cuenta de que la barrera fundamental para desarrollar todo nuestro potencial de comunicación es el miedo. Cada día me llegan al blog mensajes de angustia de personas que solicitan ayuda.

2.-  Fruto de tu experiencia, lanzas el Método AME Comunicar – Adiós Miedo Escénico. ¿En qué consiste?

Hace dos años escribí  un libro sobre el tema que tuvo mucho éxito, pero la gente necesitaba algo más, y por eso he desarrollado AME Comunicar, un curso online (aunque a mí me gusta llamarlo “programa de acompañamiento”) para ayudar a las personas a librarse del miedo a hablar en público.

3.- ¿Son la familia o la escuela lugares claves para superar parte de nuestra timidez? ¿Qué recomiendas a los padres para que sus hijos no teman hablar en público?

Una de las principales causas del miedo escénico es la educación.

Desde chiquititos nos dicen, con muy buena intención, frases hechas para mandarnos callar:

  • En boca cerrada no entran moscas
  • Estás más guapo calladito,
  • Por la boca muere el pez,
  • Quien mucho habla mucho yerra,
  • Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.

Estas frases, y otras recriminaciones por el estilo, han hecho que sintamos ese temor, por lo que debemos re-programar la mente. Cualquier persona tendría que sentir la libertad de expresar su punto de vista o de hablar sobre un tema sin sentir nervios.

Además, los que nos dicen ese tipo de frases son los más queridos y/o admirados por nosotros y representan la autoridad: padres y maestros fundamentalmente. ¡Qué duro es pensar que si dices tu opinión libremente tu madre, tu padre o la maestra te van a dejar de querer!

Por supuesto que esto sucede a nivel inconsciente, pero se nos queda grabado en el alma para siempre… o hasta que conseguimos librarnos de ello.

Por eso es fundamental que los niños se acostumbren a conversar, dejarles hablar, que cuenten la película que han visto, la discusión con la amiga, etc.

En general les cuesta expresarse porque lo hacen poco ya que en la mano, (además de la capacidad de perder el miedo) tenemos también el teléfono: un arma de interrupción masiva que fragmenta el diálogo.

Las mentes del siglo XXI están perdiendo la capacidad de seguir un argumento complejo, por ello opino que es fundamental crear en casa y en el colegio espacios “libres de dispositivos”, ya que la base de una buena comunicación es la escucha, y la base de una buena escucha es el silencio.

Otra cosa que ayuda  mucho es darles feedback desde el punto de vista del receptor: en vez de decir “te has explicado bien o mal”, mostrarles lo que se recibe: “te he seguido hasta aquí, luego me  he perdido”. Así entiende lo que su explicación provoca en los demás sin que eso implique un juicio hacia su forma de expresarse.

Si uno conoce lo que perciben los demás, automáticamente va ajustando su discurso hasta que el otro recibe lo que se desea expresar. El proceso de aprendizaje requiere tiempo de conversación.

4.-  El pánico escénico no es patrimonio de los introvertidos. ¿Correcto?

Según varios estudios, se trata del segundo miedo más extendido en la sociedad occidental, y por tanto, afecta a todos, aunque a los más introvertidos les cueste un poco más hablar en público, como comento en el artículo Los introvertidos también tienen derecho a expresarse, la clave de la comunicación actual es la autenticidad, por tanto, no tiene por qué ser mejor el modelo de comunicación extrovertido.

Además, la comunicación actual es multicanal y podemos ajustar los medios que utilizamos a nuestra forma de ser. Hay introvertidos que se expresan en un blog o en las redes sociales, ante miles de lectores, con gran desparpajo.

5.-  ¿Nos comunicamos de forma diferente hombres y mujeres?

Yo creo que todos tenemos un lado masculino y otro femenino, y lo interesante es modelar el discurso en función de la audiencia, de la finalidad de la comunicación y del gusto propio.

Lo que he notado en los años que llevo entrenando a personas en temas de comunicación es que, los que tienen más desarrollado su lado femenino, suelen:

  • Dar vueltas en torno al tema antes de entrar en materia.
  • En general estructuran menos el diálogo.
  • Tienen más en cuenta la percepción de los otros, lo que les hace más sensibles a su opinión.
  • Tienen un alto grado de exigencia.
  • Tienen una gran capacidad de contar historias.

Los que tienen más desarrollado el lado masculino, acostumbran a:

  • Ir directos al grano.
  • Utilizar un discurso estructurado con pocas digresiones.
  • Tienen menos capacidad de ponerse en el lugar del otro.
  • Tienen mayor necesidad de “tener razón”.

En realidad, para comunicar de verdad, se requiere desarrollar la destreza de combinar ambas:

  • Conectar con la propia emoción para ser fiel al propio punto de vista.
  • Conectar con la emoción del otro.
  • Ordenar y estructurar el discurso.
  • Contarlo a través de pequeñas historias.

Como vimos en una pregunta anterior, a las mujeres les afecta más el miedo escénico porque tienen menos costumbre de hablar en público, pero lo ideal sería desarrollar y combinar ambas facetas,  la femenina y la masculina.

6.-  La alta auto exigencia femenina, ¿nos pasa factura?

Sí. Para muchas de las mujeres a las que he ayudado a perder el miedo escénico, la principal causa del mismo era la auto exigencia, la necesidad de mostrarse “perfectas” de acuerdo a la mirada del otro. Y eso es una crueldad contra uno mismo, ya que la perfección no existe, es solo una cuestión de opinión, por ello conviene actuar en función de nuestro propio criterio y no del de esa persona (por mucho que nos quiera) que más grita, más insiste o más segura se muestra.

7.-  En el código del Garbanzo hablas de esas diferencias entre hombres y mujeres y de reinventarnos como pareja y como individuos ante grandes cambios o retos, como es cambiar de país. ¿Qué te llevó a escribir esta historia? ¿Has estado en alguna situación similar?

Mi editor, Sergio Bulat, me pidió que escribiera sobre la mujer profesional y tras trabajar lo que “salió” fue una pequeña historia, o más bien un juego, un detector de prejuicios para que las personas puedan darse cuenta de cómo piensan en realidad sobre el tema masculino y femenino. Está basado en vivencias propias que tuve trabajando en otros países y en experiencias de parejas en las que ambos trabajan y tienen que encontrar un equilibrio entre la profesión y la vida personal.

8.- ¿La mayoría de discusiones de parejas acaban peor de lo que empiezan por cómo se dicen las cosas?

¡Ay la comunicación! ¿Qué problema humano no tiene que ver ella? Y la pareja es nuestro gimnasio particular para ejercitar la comunicación. Pero muchas veces creemos que la única “máquina” disponible en la sala de ejercicios es el saco de boxeo o punching bag, cuando también podríamos ejercitar la resistencia, la flexibilidad, la agilidad y sobre todo la escucha.

9.-  ¿Qué errores son los más comunes en la comunicación personal? Cierto es que no nos comunicamos igual con nuestros amigos que con nuestra pareja o familia.

Precisamente la falta de escucha verdadera es el principal error en la comunicación; y la escucha tiene que ver con las palabras del otro, pero también con lo que hay “detrás” de esas palabras. Nuestros interlocutores hablan en función de sus miedos y sus deseos, cuando uno busca el miedo que hay detrás de las palabras, aprende a entender al otro.

Las otras barreras, en mi opinión, serían: las interrupciones, los prejuicios, las suposiciones y las opiniones; nuestra preclasificación del mundo nos impide pensar de forma creativa.

Si dejáramos de clasificar todo en “malo” y “bueno”, dejaríamos también de juzgar permanentemente a los demás y a nosotros mismos, y nos sentiríamos más libres para pensar (que es gratis), para actuar y para expresarnos de forma creativa, independientemente de que estemos con amigos, familiares o colegas del trabajo.

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