Este otoño raro

Este otoño raro

Haya

Al principio pensé que este otoño traía pronósticos de primavera y, ahora que acaba, lo definiría como raro, no sé muy bien por qué, es como si se estuviera produciendo un movimiento grande y yo lo observara sin ser capaz de detectar qué es lo que se mueve. Estoy muy quieta y al mismo tiempo viajo a la velocidad de la tierra; noto cómo se mueve, miro y lo veo.

Es como un anticipo de la edad; este otoño me he hecho mayor, que no vieja, como un bizcocho que ha subido bien y está rico. Ahora toca comérselo hasta que solo queden unas pocas migas, pero tal claridad me abruma, se me viene una especie de aburrimiento existencial, ¿será que lo que me divierte es la cocina y no el pastel?, pero a esa duda, la génetica o lo que sea, me responde que la potencia está en el comer, y aquí sigo, viviendo, y mientras tanto te cuento, escribo, salgo del silencio a costa de uno de los pocos ratos de soledad que he tenido este otoño, que es lo que más he echado en falta.

Si me fijara en las fechas lo marcaría en un calendario, pero se me van los días y los recuerdos en una corriente sin forma definida, solo oigo su murmullo al partir y con eso sé que esta agrupación de células sigue con la misma conciencia un rato.

Suenan los vecinos pequeños, convertidos de pronto en harina, huevos y aceite; sus padres mueven el tenedor o la turmix, o quizá la termomix, y baten y baten y vuelven a batir, mientras calientan el horno para las fiestas.

Por un momento me he convertido en el aire caliente que acaricia la superficie dorada del pastel, con los oídos he sido olor, y también rumor, el del tic tac del cronómetro del horno, el de la espera; un minuto va y otro se viene. Huelo la mantequilla: se funde con dos yemas amarillas en mi nariz y recuerdo una madalena, La Madalena, esa a la que la Historia le colocó la mayúscula, presiento a ese otro en mi nariz y yo en la suya; es la magia de las palabras, la posibilidad de disfrutar o padecer una vida y muchas, una vida y todas las vidas

3 Comentarios

  1. Edith

    «Dulces palabras» pura emoción, me encanta tu relato. Tan cierto y movilizante, felicitaciones!!!

    Responder
    • Natalia Gomez del Pozuelo

      Gracias Edith, he visto tu mensaje en Twitter. ¡Ya te sigo!

      Un abrazo,

      Natalia

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete y recibe pequeñas historias semanales

Apúntate aquí:

* campo obligatorio
   

Te recomiendo mi último libro: