¿Por qué reír está bien visto y llorar no?

¿Por qué reír está bien visto y llorar no?

lagrimas de cocodrilo, llanto, llorar, evitar llorarEl otro día, en una conferencia que di en la Escuela de emprendedores Jung sobre las claves de una comunicación de impacto, una chica me preguntó:

– ¿Qué se puede hacer si en medio de una conferencia uno se emociona y se le ponen los ojos brillantes?

Creo que muchos esperaban que les explicara cómo lograr que eso NO sucediera, de hecho es algo que me solicitan bastantes mujeres cuando me consultan sobre el entrenamiento para hablar en público: ayuda para evitar emocionarse.

Les respondí lo que de verdad hago: tengo una frase preparada para cuando eso me sucede, hace tiempo que no pongo trabas a las emociones y digo: «Mira (y me señalo a los ojos) esto me toca algo profundo porque me he emocionado» y sigo hablando como si nada, pero fijaos que, de alguna manera, siento la necesidad de justificarlo. 

En cambio cuando suelto una carcajada, los demás se contagian, se ríen y ya está. ¡Qué buen rato hemos pasado! Ningún problema.

Es llamativo que esto suceda en una sociedad en la que, en muchos casos, prima la emoción sobre la razón y en la que sigue vigente, parece increíble, la idea del príncipe/princesa azul/rosa, no hay más que echar un vistazo a la cartelera, a cualquier librería o escuchar las letras de las canciones más vendidas.

[piopialo vcboxed=»1″]En una sociedad emocionalizada es contradictorio que las lágrimas estén mal vistas y se evite llorar[/piopialo]

También les conté el ejemplo de un curso que di el año pasado, en el que una persona que tenía miedo a hablar en público se puso a llorar y cuando tratábamos el tema con el resto de compañeros (unas diez personas), otro se contagió y también empezó a llorar.

Alguien me preguntó: «¿Y qué hiciste?»

Yo respondí: «Pues ponerme a llorar con ellos.»

Carcajada general.

En aquella ocasión acabamos los diez llorando, chicas y chicos, y fue muy transformador y positivo para el equipo, que sufría con las tensiones internas que no habían sido capaces de resolver. Fue como una válvula de escape que permitió a ese grupo de personas ser sinceros y atreverse a tratar y a pulir determinadas actitudes que dificultaban la convivencia y el trabajo en equipo.

Curiosamente, cuando se lo conté a mi madre, se llevó las manos a la cabeza: «Pero tú eres la profesora, TIENES QUE contenerte.» Traigo a colación este comentario para mostrar cómo nos han educado:

[piopialo vcboxed=»1″]La risa es positiva y se comparte, el llanto es una muestra de debilidad y se esconde.[/piopialo]

Tal vez entonces no sabían que se ha demostrado en recientes estudios que llorar ayuda a sentirse mejor porque con las lágrimas se expulsan las hormonas responsables del estrés y del dolor, pero no solo es un tema físico, la tristeza es una gran maestra, nos ayuda a madurar, a profundizar en las cosas, a conocernos, a comprendernos, nos ayuda a crecer como personas, a sentir empatía, a escuchar y escucharnos y a ver la realidad en toda su plenitud, pero en vez de recibirla con los brazos abiertos, tratamos de evitarla por todos los medios, entre ellos escondiéndola.

[piopialo vcboxed=»1″]La tristeza tiene efectos positivos cuando en vez de evitarla, la observamos desde la calma.[/piopialo]

Pero parece que a esta sociedad (ojo, que la construimos cada uno de nosotros) solo le interesa la sonrisa Profident, el estar superficialmente felices: escondemos la tristeza al igual que los kilos, los años o los resultados negativos.

Es una pena.

Lloremos un poco.

 

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5 Comentarios

  1. Saul Eduardo Gonzalez

    Como mexicano me enseñaron que » Los hombres no lloran», si le quito el machismo, yo lloro, por la emoción porque hasta riendo llega uno a echar lágrima, los hombres muy hombres si lloramos y después nos recomponemos y después volvemos a llorar. y eso no me hace dudad de mi masculinidad.

    Díganme hombres que leen este comentario, ¿ han llorado por un amor?, yo si.

    Saludos.

    Responder
  2. Doris Rivero

    Cierto…pero al final me he sonreido, no he llorado, gracias por estos buenos consejor.

    Responder
    • Natalia Gomez del Pozuelo

      🙂 Tampoco está mal el sacarte una sonrisa…

      Un abrazo,

      Natalia

      Responder

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