La discusión como herramienta de creatividad

La discusión como herramienta de creatividad

Hombres de negocio discutiendo

Según discutimos en España y en muchos países de Iberoamérica, las palabras discusión y creatividad parecerían ser más bien contradictorias.

¿Por qué?

Porque en muchos casos, cuando dos personas intercambian opiniones sobre un tema concreto suceden varias cosas:

  • Cada uno tiene una idea preconcebida sobre el tema y piensa que está en posesión de la razón.
  • No tienen disposición para cambiar de opinión, no desean de verdad ser transformados por el intercambio.
  • No escuchan al otro, más bien están pensando en nuevos argumentos que apoyen su tesis o rebatan la contraria.
  • Nos interrumpimos constantemente unos a otros. Esto sucede de forma más notoria cuando hay más de tres personas, pero en realidad es lo mismo cuando hablan dos.

Este es un tema al que soy muy sensible porque personas muy cercanas me han dicho en ocasiones que no escucho o que hablo como si estuviera en posesión de la verdad.

En cambio yo solo sé que no sé nada, o muy poquito, y estos comentarios me hacen reflexionar sobre la diferencia entre:

  • Nuestra voluntad de escucha.
  • Nuestra actitud.
  • Lo que percibe el otro.

Tal vez deseamos de verdad saber lo que opinan los demás y estamos dispuestos a cambiar, pero la mente nos juega malas pasadas porque nos lanza ráfagas de ideas que tememos olvidar si esperamos a que el otro termine. Entonces decimos un: «perdona que te interrumpa, pero…» y el otro se siente «pisado» o aguanta el hilo de su pensamiento y, cuando termina la interrupción, prosigue donde estaba, con lo que tampoco ha escuchado.

Os invito a observar desde fuera, os daréis cuenta de que la mayoría de las conversaciones no son diálogos, sino monólogos intercalados. 

Por eso me llamó tanto la atención cuando el otro día, en el libro Piensa como un genio, de Juan Prego, leí lo que decía Bohm (Físico cercano a Einstein que trabajó también el ámbito de la neuropsicología):

«No existe un «camino» a la verdad. En el diálogo compartimos todos los caminos y finalmente nos damos cuenta de que ninguno de ellos es imprescindible. El pensamiento es limitante, mientras que la totalidad de la realidad es siempre mucho más.»

Estaba de viaje con dos amigas muy queridas cuando leí estas palabras y ese medio día se produjo una discusión preciosa sobre la actitud de las personas con respecto al dinero.

Ninguna interrumpía, era más bien como si en el centro de la mesa (donde estaba la paellita :)) hubiera una madeja de hilos o un caldero en el que se cocinara la mezcla de ideas a fuego lento.

Era como un baile en el que cada una seguía un ritmo diferente pero respetaba el de las otras dos y estaba plagado de silencios. Una tomaba una idea anteriormente expuesta, le daba una vuelta, la pasaba por su filtro y la volvía a poner en el centro.

ovillo de lana amarillo que genera creatividad

Silencio.

Al rato otra, o la misma, retomaba el cabo y tiraba de él  para hacer un lazo nuevo que devolvía al centro después de haber experimentado con él.

Fue una conversación tremendamente creativa y a cada una nos dio mucha luz sobre nuestra actitud con respecto al tema del dinero. (De eso escribiré otro día :))

Por eso, por la tarde, cuando leí la siguiente frase de Bohm, me llamó tanto la atención:

«Durante el diálogo, cada persona no intenta «hacer común» las ideas o elementos de información que conocen, en realidad se puede decir que lo están haciendo «en común», es decir, creando algo completamente nuevo de manera conjunta» (On Dialogue, David Bohm)

Si los diálogos (tanto en el área de la empresa como en el personal) fueran así, serían mucho más productivos y fomentarían la creatividad y la innovación, tan necesarias en estos momentos.

Para favorecer un verdadero diálogo creativo y que surjan nuevas ideas conviene que NO HAYA:

  • Un objetivo concreto: no es necesario llegar a ninguna conclusión, solo discutir o dialogar sobre el tema.
  • Prisa; que el tiempo no sea una factor que tenga importancia.
  • Interrupciones; ni por parte de las personas ni de los dispositivos, que deberían estar apagados.
  • Miedo a decir lo que pensamos o a ser juzgados.

En cambio SI CONVIENEN:

  • Ambiente tranquilo
  • Silencios amplios y confortables.
  • Voluntad de construir sobre las ideas de los demás y no contra ellas.
  • Honestidad.

Se trata de un proceso de exploración conjunta sobre un tema y resulta realmente inspirador.

Os recomiendo que lo apliquéis para observar alguno de los problemas, conflictos o retos a los que os enfrentéis en el la actualidad. Veréis como se producen muchísimas conexiones nuevas (momentos «clic» o de pleno entendimiento) que os ayudarán a entender y conocer mucho mejor el tema en cuestión.

Muchas veces, el problema o conflicto se disuelve por el mero proceso de atención.

Y sí, para los más pragmáticos:

La habilidad de generar alternativas e ideas que se traduzcan en soluciones para nuestros clientes es la verdadera garantía de un flujo constante de proyectos.

14 Comentarios

  1. Miquel Àngel

    Hola Natalia! Soy nuevo aquí y he de decir que me ha encantado el post y, además, he disfrutado con vuestros comentarios.
    En realidad, seguro que todos hemos compartido reflexiones sobre ello alguna vez. Cuando lo he podido hacer con mi círculo, llegamos a la conclusión que somos una sociedad de poca escucha activa dónde, como señalabas, se vierten ráfagas de monólogos sobre nuestros semejantes sin pestañear y sin evaluar las bajas ni los daños ocasionados. Es así. Es nuestra cultura, nuestra manera de entender las relaciones con los demás, nuestra proyección de inseguridades, miedos, etc.
    Ahora bien, cuando se encuentra el momento y las personas adecuadas, se llega a ese momento mágico de construcción conjunta, del disfrute de la palabra, del silencio, de la creación compartida de algo que no es de nadie pero que todos hemos hecho posible. Esa creación colectiva de la que hablaba Jaime.
    Me gusta decir que para escuchar a los demás de verdad, no es garantía el hecho de permanecer callado un rato, pero sin duda es el primer paso para ello.  Un saludo a tod@s y gracias!

    Responder
    • Natalia Gomez del Pozuelo

      Hola Miguel Ángel, muchas gracias por tu preciosa aportación.

      Como bien dices, para dialogar hay que escuchar, o quedarse callado, o dicho de otra manera: no interrumpir, ni de facto ni de pensamiento. Aquí te dejo otro artículo que habla precisamente de eso:

      https://nataliagomezdelpozuelo.com/2013/12/16/por-que-interrumpimos-a-los-demas/

      Te mando un fuerte abrazo y te doy la bienvenida al blog.

      Natalia

      Responder
    • Natalia Gomez del Pozuelo

      Hola Miguel Ángel, muchas gracias por tu preciosa aportación.

      Como bien dices, para dialogar hay que escuchar, o quedarse callado, o dicho de otra manera: no interrumpir, ni de facto ni de pensamiento. Aquí te dejo otro artículo que habla precisamente de eso:

      https://nataliagomezdelpozuelo.com/2013/12/16/por-que-interrumpimos-a-los-demas/

      Te mando un fuerte abrazo y te doy la bienvenida al blog.

      Natalia

      Responder
  2. Artemio

    Respecto a esto, tengo experiencias desagradables porque cuando estoy en un grupo casi siempre soy el que habla y curiosamente poco me interrumpen y cuando alguien lo hace, se ve a leguas que lo hace como movido por la envidia o el resentimiento, puede ser que he defendido mis ideas con mucha pasión y estoy aprendiendo que esa no es la función del diálogo, si hay diálogo, hay comunicación e intercambio, otra cosa es un monólogo que molesta aunque no haya quien lo haga notar, así que apoyado en la experiencia, estoy optando por hablar sin más deseo que el de compartir, y de defender mis ideas con vehemencia, ya me cansé, las cosas se dicen porque hay quien las escucha pero hasta ahí, los enfrentamientos por las ideas, creo que ya forman parte del pasado y eso les lo que aconsejo que hagan y así, ganamos todos.

    Responder
  3. Jaime Guisasola

    Estoy completamente deacuerdo con lo que escribes Natalia. Muchas veces nuestros muros construidos con pre-concepciones e ideas falsas nos impiden crear de forma colectiva, algo que por otro lado sería mucho más enriquecedor y fructífero. Nos cuesta aceptar estar equivocados y mucho más cuando es alguien cercano quien nos lo hace ver.
    Como decía José Antonio Marina «La inteligencia creadora es nuestra gran arma contra la pesadumbre de las cosas. Inteligencia «resuelta» que significa inventar soluciones y marchar con decisión». Inteligencia, que por otro lado siempre tiene más potencial cuando dos o más cabezas piensan . A veces, y por desgracia, demasiadas veces, nos falta valentía para aceptar estar equivocados y nos empecinamos en nuestro error defendiéndolo con analogías u otro tipo de argumentación que no tiene porque ser más ciertas que otros razonamientos que usan el ingenio para encontrar nuevas relaciones y significados a las cosas.
    Hace poco, vi un vídeo en Ted en el que entrevistaban a Elon Musk, la entrevista me resultó muy interesante por lo valiente y proclaro que es el personaje en sí, pero hubo una frase que comentó al final de la entrevista que me impactó: «It’s really important to pay attention to negative feeedback, particularly from friends».
    Te dejo el link al vídeo por si te apetece verlo: http://www.ted.com/talks/elon_musk_the_mind_behind_tesla_spacex_solarcity.html
    Un saludo

    Responder
  4. María Abellán Candela

    Gracias por la aportación Natalia, me ha encantado. Porque las cosas descritas en el artículo, me he dado cuenta que yo, tanto gente que conozco los cometemos. No aportamos ideas, muchas veces las imponemos sin darnos cuenta y nos cuesta escuchar.

    Un saludo.

    Responder
  5. José Calisto Garay

    Natalia, una vez más me has sorprendido por tu claridad en estas situaciones de comunicación y en este caso sobre el diálogo; que importante resulta simplemente escuchar al otro enmarcado
    en el valor del respeto al cual siempre le doy preferencia absoluta. Coincido plenamente contigo.
    A la distancia gracias y hasta un próximo artículo

    Responder
  6. Diana Calixto

    Tienes mucha razón, lo único que queremos es imponer nuestras ideas y hacerle creer a los demás que tenemos la razón en lo que decimos… A mi también me han dicho que sólo escucho las palabras que emanan de mi boca y que mi opinión es la única que importa cuando estoy inmersa en un diálogo o como lo llamas: monólogo intercalado. ¡Gracias por compartir tanto con nosotros! ¡Un abrazo!

    Responder
  7. AnimaldeFondo

    Gracias por tu comentario, Natalia. Me parece que no me ha fallado la intuición y aquí tal vez pueda aprender más que en otros lugares más afines con mis ideas.
    Si no me hubieras hecho pensar, te diría que tu entrada está espléndida, salvo, Ay!, el pequeño párrafo final. Pero como sí que he pensado, gracias a ti por cierto, diré sencillamente que está espléndido sin más 😉
    Este Bohm es un bárbaro, me parece que era amigo de Krishnamurti y que hizo con él un par de libros mostrando sus conversaciones.
    Saludos cordiales. ¡Gracias!

    Responder
    • Natalia Gómez del Pozuelo

      Sí, hay libros y vídeos con sus conversaciones, ¿verdaderos diálogos? Ayer precisamente escuché uno y a ratos lo eran, pero por momentos me parecía que ambos repetían «lo suyo» hasta el infinito… En fin…

      El párrafo final es una puesta a tierra para los lectores que desean aplicar de forma concreta lo que leen, quédate justo antes 🙂 Lo bueno de los textos es lo que provocan (parece que este te ha hecho pensar), lo que sobre, para otros… A cada persona le llega una frase diferente.

      Me encanta que sigas por aquí.

      Responder
  8. Jesús Herce

    A veces cuando leo «estas cosas», como sociólogo me hago la siguiente pregunta: ¿ Estamos teniendo en cuenta las estructuras de poder? ¿No es un planteamiento quimérico en el peor sentido del concepto? Luego me doy cuenta de que mis preguntas responden a planteamientos viejos, quizás no superados en la mayoría de los ámbitos, pero viejos, caducos, obsoletos, Inservibles para construir un mundo sostenible en todos los sentidos, me refiero a todos los aspectos de eso que podemos definir como ecología y que, o tenemos en consideración o no habrá vuelta de hoja, ni de planeta, ni de tiempo, ni de vida en la forma hoy conocida. Evidentemente no hay nada más sostenible que la dialogo tal y como lo has planteado.
    Una vez más, gracias.

    Responder
    • Natalia Gómez del Pozuelo

      Gracias por tu comentario Jesús, aunque no entiendo bien lo que tienen que ver las estructuras de poder con el diálogo, pero me encantaría comprenderlo.

      No creo que haya planteamientos viejos o nuevos, cada uno explica la realidad como puede, con las ideas que le sirven a su mente…

      Un saludo,

      Natalia

      Responder

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Suscríbete y recibe pequeñas historias semanales

Apúntate aquí:

* campo obligatorio
   

Te recomiendo mi último libro: